viernes, 15 de abril de 2011

...DE DOMINGOS PERFECTOS

Después de un  pedazo de día de excursión el sábado 2 de abril, el domingo día 3 empezó tempranito, porque había quedado con Laura y su amiga a las 8 u 8 y cuarto de la mañana en la estación de Schottentor para lir desde allí a la capilla de Hofburg. Los domingos por la mañana en esta capilla, se hace una misa cantada en la que cantan también los famosos niños cantores de Viena. La misa empieza a las 9 y cuarto. Pero aquí unas servidoras son estudiantes, con un presupuesto ajustado y pagar los 5 euros que es la entrada más barata por ver una misa cantada...pues como que no... así que nos tocaba ir un poquito antes para ponernos en "la cola de los pobres"... y es que existe la opción de ver la misa gratis...claro, siempre que estés dispuesto a madrugar un poquito más, para coger posición en la cola, y a escuchar toda la misa de pie, al fondo de la capilla. Que fue lo que nosotras hicimos, vamos...
"La cola de los pobres" ;P

El madrugón mereció la pena, muy bonita toooda la parafernalia eucarística; yo creo que incluso llevada aún más al extremo, por aquello de tratarse de la capilla del Palacio Imperial.  Los niños, una maravilla de voces. La verdad es que con alguna de las canciones que cantaron se me puso la piel de gallina ¡¡muy bonito!! pena que no dejasen grabar más que al final, que yo creo que fue la canción que menos me gustó de las que cantaron.


Libres de pecado pusimos rumbo a Schönbrunn, junto a Kim, una "vecina" de la residencia de Laura...por aquello de verlo en los primeros días de la primavera... y ¡ooooh! este sitio me gusta más cada vez que lo visito. Las fuentes estaban aún vacías y no funcionaban, pero el día era soleado, podía decirse que hacía hasta calor, los almendros y los magnolios ya estaban con todas sus flores y los jardines estaban llenos de gente que había salido, como nosotras, a disfrutar de un paseo bajo el sol.



Subimos a la Gloriette, desde donde se puede ver toda Viena y luego de vuelta al palacio. Es el sitio perfecto para un paseo.

Con tanto madrugón, habíamos desayunado prontísimo y el hambre hizo acto de presencia. Schönbrunn estaba ya visitado y los precios en los restaurantes de allí son prohibitivos, así que, decidimos ir a nuestro local de noodles favorito de Viena, en Mariahilferstrasse.

Misa cantada por los niños cantores de Viena, paseo bajo el sol en un Schönbrunn que daba la bienvenida a la primavera y para comer los noodles más ricos de toda Viena y que además, son baratitos ...¿se puede pedir algo más? ¡¡sí!! ¡una siesta bajo el sol para bajar los noodles!

Bajamos hasta el final de Mariahilferstrasse hasta la praderita que hay frente a MuseumsQuartier, que estaba llena de gente joven con sus guitarras o sus laptop o simplemente charlando, o...como íbamos a hacer nosotras, relajándose un poquito tumbados en el césped, tomando el sol. Nos pusimos los bolsos y mochilas como almohada y...¡relax! creo que todas nosotras, por un rato, nos quedamos dormidas. ¡¡¡pero qué agustito se estaba!!! al calor del solete de mediodía y, si abrias un poquito los ojos, la vista del Kunsthistorischesmuseum...aaaaaaaaaaaah

La guinda a la siesta vino después, cuando nos levantamos y, de merienda, nos tomamos el primer heladito del año. Mmmm una tarrinita de helado de melón y de plátano ¡rico, rico!

Y disfrutando del helado (unas más que otras...Laura se pidió cono en vez de tarrina y se lo tuvo que comer a bocados para que el helado no acabase por todo su brazo) pusimos rumbo a la Ópera, echando por el camino un vistacillo  a Burggarten y su estatua de Mozart, asediada por turistas japoneses tomando fotos.

Recuperando el argumento de que somos estudiantes y nuestro presupuesto ajustado, de nuevo en la Ópera nos pusimos en la cola de los pobres...esa que te permite disfrutar de una ópera en la mismísima Staatsoper de Viena, por 3 euros.
Ese día tocaba Madama Butterfly y era el último día que se representaba. Ya hemos ido en otras ocasiones a la Ópera con estas entradas de 3 euros y habíamos probado en distintos lugares sin convencernos mucho, así que esa vez probamos en la gallerie y ¡bingo! es el mejor sitio para verlo...es arriba del todo, en lo que viene a ser el gallinero, pero estás justo enfrente del escenario, nada de laterales, así que no pierdes detalle.

Y...se abrió el telón...un decorado precioso, de un jardín japonés ocupaba el escenario. ¡¡qué ópera tan bonita!! La que más me ha gustado de las que he ido a ver aquí en Viena. Los decorados, el vestuario y la cantante principal, que lo hizo de cine ¡¡hubo algún momento en que hasta me daban ganas de llorar!!¡qué bonita! sin duda repetiría...qué final tan bonito para un domingo tan estupendo. La sensación que tenía al salir de la Staatsoper, después de todo lo vivido aquel domingo era de felicidad total... y no me había hecho falta ni gastar mucho dinero, ni ponerme el mejor modelito, ni ir a la discoteca de moda...con un paseo al sol en un sitio tan bonito como Schönbrunn, una siesta al sol, un helado y unos noodles, la compañía de gente estupenda con la que echar unas risas y música para empezar y acabar el día, me sentía la persona más feliz del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario