viernes, 15 de abril de 2011

¡¡¡VENEZIA!!!



Después de un par de semanitas estresantes de clases, con sus prácticas y sus lectures, y sin ver a mi "Miguelito", ¡qué mejor que un palizón en tren y en autobús!

La verdad es que era lo que menos me apetecía, peeeeroooo...el destino y el motivo bien merecían la pena, (y bus y tren y lo que hiciera falta): pasar un fin de semana con Michi en ¡Venecia! Ohhhhh


Lo planeó todo él: el hotel, el transporte... y aunque con algún que otro contratiempo por culpa del maldito servicio postal de correos de Austria que me debe tener manía, el viernes al mediodía estábamos pisando suelo veneciano.

El hotel en Murano era una monada, pequeñito, nos dieron una habitación en la última planta, abuhardillada... una cucada... y Venecia...pues que decir de Venecia...¡es preciosa! es...¡Venecia!

No faltó nada en nuestro finde: nos tomamos un café en la Plaza de San Marcos, comimos pizza, pasta en un restaurante escondido en una de la miles de callejuelas de Venecia, disfrutamos de un gelatto artesano mientras nos perdíamos entre puentes y canales... y acabé con mal de tierra de tanto vaporetto para arriba, vaporetto para abajo: cuando estaba en "tierra firme" o sentada a una mesa, se movía todo...

Por supuesto, visita al Palacio del Duque...muy gracioso...fuimos a última hora, faltaba una hora y poco para que cerrasen y la mujer de la entrada nos dijo que mejor fuésemos al día siguiente por la mañana porque para verlo se necesitaban al menos dos horas, pero dijimos ¡qué narices! corremos un poquito y ya está...¿¿dos horas?? en 20 minutos ya habíamos visto todo el palacio incluidas las prisiones. Corriendo por las escaleras de oro, tarareando la canción de Rocky. Nos dio tiempo a verlo dos veces y pararnos a hacer fotos en el puente de los suspiros, donde los presos del duque suspiraban al ver por última vez en sus vidas, la luz del día y hacer un poquito el ganso en las prisiones, con la tipica foto de ¡estoy encerrao!

Hasta tuve mi ataque de risa en la torre que hay en la plaza de San Marco... si es que Venecia estaba plagada de españoles y los españoles gritamos mucho, y claro un español hace una broma sobre el tío que curra apretando el botón del ascensor para que suba la gente, y cuando entras en el ascensor...pues no te puedes contener. ¡¡qué palo!!

Y por otro lado, me sentí como en casa ¡entendía los carteles de publicidad del vaporetto! ¡y a la gente, aunque me hablase en italiano! ¡¡y gritan al hablar y hacen tanto ruido como nosotros!! y en Murano... la colada tendida en cuerdas en las fachadas de las casas...¡cómo en España! ¡que luego la calle huele a suavizante para ropa! Aaahhh ¡¡casa!!

Qué finde tan bueno pasé...y el tiempo fué perfecto: sol, sol y más sol... entre eso y el olor a mar del agua ¡me sentía de vacaciones!...pero no, no eran vacaciones, sólo un fin de semana. El domingo tocaba hacer de nuevo la maleta y dejar atrás el sol, el mar, los vaporettos y ese ruido de la gente en la calle que antes no me gustaba en España y que ahora adoro...


...DE DOMINGOS PERFECTOS

Después de un  pedazo de día de excursión el sábado 2 de abril, el domingo día 3 empezó tempranito, porque había quedado con Laura y su amiga a las 8 u 8 y cuarto de la mañana en la estación de Schottentor para lir desde allí a la capilla de Hofburg. Los domingos por la mañana en esta capilla, se hace una misa cantada en la que cantan también los famosos niños cantores de Viena. La misa empieza a las 9 y cuarto. Pero aquí unas servidoras son estudiantes, con un presupuesto ajustado y pagar los 5 euros que es la entrada más barata por ver una misa cantada...pues como que no... así que nos tocaba ir un poquito antes para ponernos en "la cola de los pobres"... y es que existe la opción de ver la misa gratis...claro, siempre que estés dispuesto a madrugar un poquito más, para coger posición en la cola, y a escuchar toda la misa de pie, al fondo de la capilla. Que fue lo que nosotras hicimos, vamos...
"La cola de los pobres" ;P

El madrugón mereció la pena, muy bonita toooda la parafernalia eucarística; yo creo que incluso llevada aún más al extremo, por aquello de tratarse de la capilla del Palacio Imperial.  Los niños, una maravilla de voces. La verdad es que con alguna de las canciones que cantaron se me puso la piel de gallina ¡¡muy bonito!! pena que no dejasen grabar más que al final, que yo creo que fue la canción que menos me gustó de las que cantaron.


Libres de pecado pusimos rumbo a Schönbrunn, junto a Kim, una "vecina" de la residencia de Laura...por aquello de verlo en los primeros días de la primavera... y ¡ooooh! este sitio me gusta más cada vez que lo visito. Las fuentes estaban aún vacías y no funcionaban, pero el día era soleado, podía decirse que hacía hasta calor, los almendros y los magnolios ya estaban con todas sus flores y los jardines estaban llenos de gente que había salido, como nosotras, a disfrutar de un paseo bajo el sol.



Subimos a la Gloriette, desde donde se puede ver toda Viena y luego de vuelta al palacio. Es el sitio perfecto para un paseo.

Con tanto madrugón, habíamos desayunado prontísimo y el hambre hizo acto de presencia. Schönbrunn estaba ya visitado y los precios en los restaurantes de allí son prohibitivos, así que, decidimos ir a nuestro local de noodles favorito de Viena, en Mariahilferstrasse.

Misa cantada por los niños cantores de Viena, paseo bajo el sol en un Schönbrunn que daba la bienvenida a la primavera y para comer los noodles más ricos de toda Viena y que además, son baratitos ...¿se puede pedir algo más? ¡¡sí!! ¡una siesta bajo el sol para bajar los noodles!

Bajamos hasta el final de Mariahilferstrasse hasta la praderita que hay frente a MuseumsQuartier, que estaba llena de gente joven con sus guitarras o sus laptop o simplemente charlando, o...como íbamos a hacer nosotras, relajándose un poquito tumbados en el césped, tomando el sol. Nos pusimos los bolsos y mochilas como almohada y...¡relax! creo que todas nosotras, por un rato, nos quedamos dormidas. ¡¡¡pero qué agustito se estaba!!! al calor del solete de mediodía y, si abrias un poquito los ojos, la vista del Kunsthistorischesmuseum...aaaaaaaaaaaah

La guinda a la siesta vino después, cuando nos levantamos y, de merienda, nos tomamos el primer heladito del año. Mmmm una tarrinita de helado de melón y de plátano ¡rico, rico!

Y disfrutando del helado (unas más que otras...Laura se pidió cono en vez de tarrina y se lo tuvo que comer a bocados para que el helado no acabase por todo su brazo) pusimos rumbo a la Ópera, echando por el camino un vistacillo  a Burggarten y su estatua de Mozart, asediada por turistas japoneses tomando fotos.

Recuperando el argumento de que somos estudiantes y nuestro presupuesto ajustado, de nuevo en la Ópera nos pusimos en la cola de los pobres...esa que te permite disfrutar de una ópera en la mismísima Staatsoper de Viena, por 3 euros.
Ese día tocaba Madama Butterfly y era el último día que se representaba. Ya hemos ido en otras ocasiones a la Ópera con estas entradas de 3 euros y habíamos probado en distintos lugares sin convencernos mucho, así que esa vez probamos en la gallerie y ¡bingo! es el mejor sitio para verlo...es arriba del todo, en lo que viene a ser el gallinero, pero estás justo enfrente del escenario, nada de laterales, así que no pierdes detalle.

Y...se abrió el telón...un decorado precioso, de un jardín japonés ocupaba el escenario. ¡¡qué ópera tan bonita!! La que más me ha gustado de las que he ido a ver aquí en Viena. Los decorados, el vestuario y la cantante principal, que lo hizo de cine ¡¡hubo algún momento en que hasta me daban ganas de llorar!!¡qué bonita! sin duda repetiría...qué final tan bonito para un domingo tan estupendo. La sensación que tenía al salir de la Staatsoper, después de todo lo vivido aquel domingo era de felicidad total... y no me había hecho falta ni gastar mucho dinero, ni ponerme el mejor modelito, ni ir a la discoteca de moda...con un paseo al sol en un sitio tan bonito como Schönbrunn, una siesta al sol, un helado y unos noodles, la compañía de gente estupenda con la que echar unas risas y música para empezar y acabar el día, me sentía la persona más feliz del mundo.

DE EXCURSIÓN

Es lo que tiene la primavera,...que uno días son soleados, calentitos y agradables y otros grises, lluviosos y desapacibles. Ahora mismo en Viena llevamos una semanita con ración doble de estos últimos. Y quizás por eso precisamente, porque llueve y hace frío me vienen a la memoria esos primeros días de abril en que disfrutamos del sol
En especial uno: el super domingo, el domingo perfecto, el ¡¡¡qué bien me lo he pasado este domingo!!...al que podríamos sumarle un sábado ideal...¡¡¡qué gran finde!!

El sábado nos fuimos las tres Marías ( a saber: Laura, Celia y yo) con una amiga de Laura que había venido a visitarla, a Lainzer Tiergarten, al oeste de Viena, para ver la Hermesvilla: un palacete mu mono que el Francisco José le montó a la cabra de su mujer, Sissi, para que se desestresara de la vida de la corte, que tan poquito le gustaba a la señora. De este modo, la esposa no se le iba por ahí a hacer viajes a tomar por saco y la tenía más cerquita de Viena, y desestresada, que es lo importante.

Así que quedamos prontito el sábado, yo fuí a la resi de Laura y preparamos un par de tortillas de patata (¿qué es una excursión sin tortilla de patata?) para preparar en bocadillo y tomamos rumbo oeste.

Y ahí que fuimos con el metro, el tranvía...y luego faltaba coger un autobús,... un autobús que se acababa de marchar y el siguiente no volvía hasta una hora después...así que, pies para que os quiero ¡¡qué el día era estupendo para ir dando un paseito!! Y así, cantando la canción de Mojinos Escocíos "Las niñas de Lasalle" que nos fuimos dando un paseito.

Íbamos caminando hacia el Lainzer Tiergarten, y debía ser el mediodía cuando pasamos por delante de un parque-praderita, con su río y todo, la mar de bucólico-pastoril (que no nos gusta ni nada a nosotras lo bucólico-pastoril), porque teníamos todas más hambre que el perro'un gitano que se dice. Y como en el paque-praderita había unas cuantas mesitas de madera con sus banquitos, decidimos hacer allí la merendola: tortillas, patatas, palitos de esos de pan que venden aquí, con sabor a queso, fresitas... ¡qué bien nos lo montamos!

Y después del "lunch break" de nuevo en marcha hasta el parque. ¡Qué bonico el parque! vamos, que no es un parque, es que es un bosque...y tienen allí sus muflones, sus gamos... y escondido entre los árboles, la Hermesvilla...¡¡de un Sissi!! así con un aire entre rural y principesco ¡una monada! ¡yo quiero un Francisco José que me ponga una casita de esas!


Después anduvimos caminando por el bosque tratando de llegar a un mirador que supuestamente hay allí, pero en algún punto del camino debimos coger la ruta equivocada, porque lo único que hicimos fue dar un rodeo y volver al mismo sitio... :S ¡pero el paseo fue bien bonito!...inutil...¡pero bonito!

Hacia las seis y pico de la tarde estábamos ya reventaitas y el plan para el día siguiente era duro también...y con todo, el parque cerraba a las 7...así que cogimos el bus de vuelta a casita y a descansar...¡nos esperaba el domingo perfecto!

martes, 5 de abril de 2011

SAL, SOLITO, CALIÉNTAME UN POQUITO...

Esta semana pasada, la primavera ha ido, poco a poco, abriéndose paso aquí en Viena. Los almendros y magnolios están cargados de flores y en los árboles comienzan a aparecer las primeras hojas. Huele a cesped recién cortado y los abrigos y bufandas comienzan a dar paso a las cazadoras y las mangas cortas.
¡¡ Es primavera!! y ha sido en esta semana cuando me he dado cuenta de lo que nos gusta a los españoles el sol, porque esta semana las tres Marías hemos aprovechado a base de bien cada ratito que hemos podido pasar en la calle.
El martes prometía ser un día soleado, Laura y yo terminábamos las clases a las 4 de la tarde, y Celia podía hacer un huequito en sus prácticas, así que quedamos las tres para, a las 4, tomar un cafecito al sol. Y eso hicimos. A las cuatro, nos encontramos en el hall de la facultad de Muthgasse, compramos unos cafés (por cierto, el mejor café de maquina que he probado en mi vida) y nos fuimos a charlar un ratito al sol. Ahí en las escaleras del edificio nuevo de Muthgasse nos sentamos con nuestros cafés a disfrutar de una perfecta tarde de primavera...risas por aquí, risas por allá, nos dieron casi las siete de la tarde...¡hasta que se nos fue el sol! Todas teníamos mucho que hacer, pero quién dice que no a una tarde de risas.

Nos debió saber a poco, porque el miércoles repetimos. Yo tenía un exámen a las 4, Laura había ido a la presentación de una asignatura y Celia haciendo trabajos en Muthgasse. Así que yo me uní a Celia, nuevamente en el hall de Muthgasse y cogimos el metro hasta Währinger Strasse, donde habíamos quedado con Laura y con Erwin. La idea inicial era la de ir a algún bar a tomar unas cervecitas o unos refrescos, pero la tarde era tan buena que era una pena desperdiciarla metiéndonos en ningún sitio, así que donde entramos fue a Penny's (un supermercado muy baratito), compramos algo para beber, algo para picar y nos fuimos a un parque cercano a pasar la tarde. Entre sorbito y sorbito, mordisco y mordisco, risa y risa, nos dieron las 7 de la tarde, allí, rodeadas de niños en monopatín y perritos paseando. Celia y yo teníamos a las 8 "latin aerobic" así que, con un poco de desgana, hubo que levantar el campamento...

Debe ser que nos quedamos con ganas de más, porque el miércoles, que las tres teníamos que comer allí en la universidad, decidimos también quedar para comer juntas. Pensamos en un primer momento en ir al comedor de la universidad, pero...habiendo sol...¡¡mejor fuera!! Junto a la estación de metro de Heiligenstadt, la más cercana a la universidad, habían abierto un kiosko de noodles chinos y sushi, que, con la cosa de la primavera, había plantado al lado un par de mesitas, sillas y sombrillas en plan terracita. Y allí estuvimos comiendo, nuestros noodles y nuestro sushi, sentaditas, una vez más, al sol de la primavera vienesa.