lunes, 20 de diciembre de 2010

SKIIIIIIII


Uno de estos días de vacaciones de navidad, contaré más detenidamente la historia de Michi...porque merece ser contada con calma...pero la cosa es que el motivo para vernos una segunda vez, fue que yo aprendiese a esquiar...soy super pato y además miedosa a más no poder...¿cómo se me iba a mi a ocurrir a mi, españolita de a pie, plantearme aprender a esquiar? así...por volundad propia...¡ni de coña! pero es que aquí en Austria, igual que en verano en España todos los crios dan sus primeros pedaleos en la bicicleta, en invierno todos los pequeñajos aprenden a esquiar. Y los ves ahí, con sus cascos como la hormiga atómica, porque abultan más los cascos que ellos, aprendiendo a esquiar.
Pues la cosa: que lo prometido es deuda...y antes de volver a los madriles a disfrutar de la familia, las tapas, el turrón y la paella, tocaba un fin de semana en Leoben con Michael, y en el plan del fin de semana estaba incluida , el sábado, mi primera lección de ski.

El motivo principal de ir a Leoben era ver el  Philistrierung o algo así, que es como celebran allí, en Leoben el que uno termine la carrera (en el caso de la uni de allí, ingeniería, porque es algo así como una "politécnica" de la montaña). Allí todo el mundo pertenece a una "hermandad" y es ésta quien la organiza. La cosa que salen desde la sede de la hermandad con un carro tirado por dos caballos y llenito de cervezas, que el protagonista de la celebración, subido en el susodicho carro,  va repartiendo entre los invitados que vamos por detras. El destino es la puerta de la universidad, donde entre dos (creo que era algo así como su hermano y su padre de la fraternity) lo cogen a hombros y hacen que golpee su espalda contra la puerta principal de la universidad tantas veces como semestres ha necesitado para sacarse la carrera. Suena borrico: lo es.
Después, cantar un par de cancioncitas típicas y de vuelta a la sede de la misma manera que se fué: siguiendo al carro lleno de cervezas...y bebiéndolas, claro...¡qué otra cosa sino aquí en Austria!
En la sede de la fraternidad...cenita fría, que se acabó en un pis pas...¡y cerveza! muuuuucha cerveza...acabaron todos cocidos...¡pero cocidos! para qué entrar en detalles.

Al día siguiente tocó la primera clase de esquí...¡ay madre! yo soy cagada, no, lo siguiente...tengo pánico a hacerme daño, cualquier daño; y por eso mismo había evitado aprender a esquiar durante toda mi vida. Pero esta vez parecía que no me iba a escapar. Uno de los compañeros de la fraternidad de Michi es instructor profesional de ski y a mi me iba a dar mi primera lección de gratis total, Michi me había conseguido todo el equipo, y al ladito de Leoben había una pista a pleno rendimiento: no había excusa posible.

Y la verdad es que no me fue ni tan mal, oye! un poco complicado aquello de subir por la ladera con los esquies puestos, pero que si cuña, que si pon el peso del cuerpo para aquí, que si luego para allí...a la hora y media estaba bajando yo solita desde lo más alto de la pista de aprendizaje. ¡un pin a mi monitor! ¡y un pin por la experiencia! porque me gustó muchísimo...pero a las dos horitas yo estaba muerta de frio...¡pero muerta! no había manera de que dejara de tiritar, así que nos fuimos al umbrella-bar a tomar un "hot chocolate". Yo estaba esperando mi super vasito o taza de chocolate calentito, espeso, como los que nos tomamos aquí, que no puedes ni mover la cuchara de espeso que está...¡pues no! cuando me trajeron el hot chocolate mi gozo quedó en un pozo...¡eso era un puto Nesquick! con nata montada encima, sí,...pero un Nesquick al fin y al cabo ¡vaya porquería!...pero bueno, calentito que era lo que importaba.

Entraditos en calor, fuimos a devolver los esquis y las botas y de vuelta a Leoben, ducha y a arreglarse para la "cena" de navidad en la fraternidad...y digo "cena" porque allí la comida brillaba por su ausencia, lo único que había para comer eran galletas de navidad. Intercambio de regalos entre los miembros de la fraternidad, villancicos varios (muy finos, nada que ver con nuestro folclore navideño -a la puerta de mi casa voy a poner un petardo y similares-)  y...what else...¡cerveza!...hasta acabar todos cociditos. Esta gente la verdad que no sabe hacer una fiesta...sólo pillarse buenos melocotones y eso ya lo consideran fiesta...¡en fin! ¡pobres!

Poero mare mía, la de cositas que estoy aprendiendo por estos lares...¡hasta a esquiar! quién me iba a decir a mi, que iba a acabar aprendiendo a esquiar...¡y en Austria!...este Erasmus está valiendo la pena.

lunes, 6 de diciembre de 2010

BLANCA VIENA...


Empezó aquella tarde-noche de viernes, mientras esperábamos el autobus que nos llevaba desde el centro comercial a la parada de metro de Siebenhirten, a nevar sobre Viena. Pequeños copos que poco a poco iban cambiando el color de los tejados...ha pasado más de una semana de aquello...la primera nevada que veía en Viena...desde aquella primera vez, la nieve se ha dejado caer por la capital austrica unos cuantos días y el paisaje de la ciudad ha cambiado totalmente. ¡Viena está preciosa vestida de blanco! Para alguien como yo, que viene de Madrid, donde el año que más veces y en mayor cantidad he visto nevar fué el pasado año, que lo hizo cosa de cinco o seis días y que duraba poco menos de dos la nieve en las calles, ver una gran ciudad como la que es ahora mi nueva casa, durante más de una semana cubierta por el manto blanco de la nieve es algo increible... ¡me encanta! quizás aquí estén hasta acostumbrados...quizás hasta les resulte molesto, pero yo no puedo evitar salir a la calle, aunque sólo sea para comprar los yogures o el pan que me hacen falta, o para ir a clase, abrir la puerta del portal de mi residencia, ver toooodo tan bonito por la nieve y empezar a sonreir. Y así voy casi todo el camino, mirando a derecha y a izquierda con una sonrisa en la boca y pensando todo el rato "¡qué bonito!", lo mismo en el autobús, o en el tranvía o en el metro en los tramos que recorre al aire libre.


El viernes teníamos una reunión informativa sobre una asignatura que en realidad en lo que consiste la asignatura es en hacer dos excursiones...la reunión duró cosa de quince minutos y no fué en el campus de Muthgasse donde tenemos casi todas las clases y que, al estar en una zona industrial (lo cual está hecho así a propósito, dado el tipo de carreras que se imparten en ese edificio), es bastante feo, sino en el campus principal, en Türkenschanzpark, con edificios antiguos, señoriales, rodeado de árboles y...Türkenschanzpark.





Así que como el autobus no estaba cuando salimos de clase, decidimos darnos un paseito por el parque...¡inolvidable! parecía que por un momento nos habíamos ido de Viena, allí, rodeadas de blanco, con los árboles casi cubiertos por completo de nieve, los estanques congelados y la nieve cayendo: desde cielo y desde los árboles, cuyas ramas cedían al peso de la nieve acumulada. Fué mágico y, olvidados ya los problemas de papeleo de los primeros días, superada la morriña que te sacude el primer mes que pasas tan lejos de tu casa, pasado el desconcierto que supone el adaptarte a un país nuevo...mirando aquel parque, ahora todo blanco, riendo al ver a Laura bailar en la nieve, sonriendo las dos de oreja a oreja mientras mirábamos a todos lados sobrecogidas por aquello, descubriendo a cada paso que dábamos una visión del parque aún más bonita que la de dos pasos antes...caí en la cuenta de que haría cosa de un año, entre el 1 y el 15 de diciembre de 2009, que presenté mi solicitud para la beca Erasmus...como me alegro de ese momento, de esa decisión...de estar aquí ahora. Creo que ha sido de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, que está plagada de malas decisiones...¡pues esta ha sido una de las buenas! ¡muy buena!
Llevo aquí tan solo dos meses y medio y ya soy consciente de que esto es una experiencia que nunca se olvida...porque lo poco que llevo vivido en estos dos meses y medio ya es inolvidable. ¡han pasado tantas cosas en tan poco tiempo!¡he conocido a tanta gente a tantos sitios!¡he sentido tanto y tantas cosas!...y aún me quedan otros 7 meses por delante en esta aventura...quedan quince días para que vuelva a casa para pasar allí las navidades y ahora vuelvo a tener mi corazón partido, como cuando tuve que dejar mi casa parar venir aquí...ahora me da pena irme de Viena, aunque tenga muchas ganas también de volver a España...tres semanas lejos de aquí...me entristece...¿quizás sea porque ya he empezado a sentir a esta ciudad como mi casa? quizás...no se...

Para muestra de estos dos meses aquí...¡un botón!