Austria, o lo que conozco de ella, o sea, Viena...tiene cosas sorprendentes...o cuanto menos chocantes para un españolito@ medi@ como es mi caso...
La primera te la encuentras al poquito de llegar, cuando vas a acceder al metro y este no tiene tornos...compras el billete antes de la entrada lo picas en unas pequeñas maquinitas azules y pasas sin más al anden. Sin tornos, puertas que se abran ni nada por el estilo que impida tu acceso a menos que piques el billete. También ya en las estaciones de metro puedes darte cuenta de otra cosa: la enorme afición de esta gente por panes, bollos, pastelitos y similares. En casi cualquier estación de metro te encuentras alguna filial de cualquiera de las cadenas de panadería que hay aquí: Anker, DerMann,...y gente dispuesta a pagar más de 1,50 por una baguette...efectivamente: aquí el pan no es caro, es lo siguiente.
Un poco de lo mismo pasa cuando subes al autobús. En Madrid tenemos la sana costumbre de subir por la puerta más cercana al conductor, picar -como no- nuestro billete y acto seguido, tratar de buscar asiento, si esto es posible. Aquí no...como el billete sencillo es tan caro (1,80 € por un viajecito ya está bien) la gente suele comprar billetes de un día entero, semanales, mensuales, semestrales -para estudiantes...pero con menos de 26 añitos...a mi ese ya no me vale!- que picas la primera vez que lo uses y listo, o bien te pone el periodo en el que es válido...así que entras sin mas en el autobus o el tranvía por la puerta que te de la gana, sin tener que ver la cara del conductor. Pero cuidadín con colarse por que en los 20 días escasos que llevo aquí ya he tenido la oportunidad de cruzarme 3 veces con revisores, más las que he visto a gente en alguna parada a la que ha pillado algún revisor, que han sido unas cuantas. En Madrid la multa por ir sin billete es de 20 euros, pero aquí es de 70 y además hay que pagarla en el momento...¿qué no tienes suficiente encima? pues el señor revisor, muy amablemente, te acompaña hasta cualquier cajero cercano desde el que puedas sacar la cantidad de dinero que necesites para pagarle los 70 aurelios de la multa. No se lo toman a broma, desde luego.
Pero en el fondo los austriacos no son tan serios...sólo hay que ver lo que quieren aquí a sus perros!!! es increíble! la cantidad de perros que hay en Viena...yo creo que aquí la media debe de ser de uno por casa, como poco...he visto por la calle perros de razas que nunca en España había visto -salvo en fotos, claro-. Y lo que está claro es que aquí los perros campan a sus anchas. Allí, en el metro, lo más que he visto son perros lazarillo y en el cercanías alguna que otra vez algún perrito pequeño. Aquí rara es la vez en que no ves a alguien montando en el metro con su perro, o en el tranvía, o en el autobus. Y no en transportines, sino en el regazo de sus dueños los pequeñajos o debajo del asiento los grandes...es gracioso, pero todos los perros de razas grandes o medianas que he visto montar en el transporte público acaban tumbándose enroscaditos debajo de algún asiento. Y no sólo en el transporte público...también en las tiendas de ropa ves a la gente con sus perros, ahí, de shopping en Zara o H&M con su golden retriever, su cocker, su cavalier king charles...en los super, donde hay comida, ya si que no pueden entrar, ni en las droguerías tampoco, pero en todos tienen a la entrada un ganchito donde te indican que puedes dejar atado a tu perro. :) así no hay problema para que puedas ir a hacer la compra acompañado del perrito.
Hasta aquí esa relación de los vieneses con sus perros resulta cuanto menos curiosa...pero lo de hoy en la universidad ya me ha resultado más que curiosa: sorprendente. Estábamos esperando a que comenzase una clase, enfrente del aula en la que tuvimos esa asignatura la anterior vez y que no estabamos muy seguras de si iba a ser o no allí en esta ocasión; había un montón de gente más esperando a que llegase el profesor. En esto que llega un hombre de mediana edad, vestido entre clásico y fashion, con su maletín del portátil al hombro, un portafolios y la chaqueta en una mano y sosteniendo con la otra mano la correa de un beagle abuelete. Ya me sorprendió el ver a un perro dentro del edificio, vamos, de la facultad, así, dando un paseo con su amo como si nada...pero ya me quedé ojoplática cuando ví que ese hombre con su perro era un profesor y que entraba en el aula donde iba a impartir su clase acompañado de su mascota!!! Nosotras la anterior vez tuvimos la clase con otro profesor y era con él con quien suponíamos que íbamos a tener la siguiente...pero no estábamos seguras, asi que decidimos pasar y preguntarle al hombre fashion pero clásico con quién y dónde era la clase de "Lebensmittel Authentizität" impartida en inglés. Cuando entramos vi al hombre conectando el ordenador al proyector y al perrito caminando a su aire por debajo de las mesas de los estudiantes: se dirigía desde el fondo de la sala - se habría dado un paseo por ella- hasta una esquinita, al lado de la mesa del profesor donde había una mantita en el suelo. Llegó, se enroscó y ahí se quedó. Flipo.
Para curarme de mi sorpresa y acabar de acostumbrarme a que esto de los perros en todos los lados va a ser el pan de cada día, cuando fuimos al otro edificio de Muthgasse, había un grupo de chavales en una de las mesas que hay en la entrada compartiendo apuntes y sandwich con el perro - un border collie-de una de las chicas. Vi cómo recogian todas las cosas, se levantaban y se marchaban dando un paseo por la facultad con el perrito llevado de la correa por la que imagino sería su dueña. La verdad es que me sorprende muchíiisimo, pero para bien...y cada vez que lo veo no puedo evitar sonreirme...¡me hace tanta gracia!¡me gusta tanto!
¡Por favor! quiero que me traigan a mi Nena para darme un paseo con mi perrita por la facultad, por el metro,...¡¡¡quiero irme con Nena de shoppinnnnggggg!!!
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